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miércoles, 26 de febrero de 2014

Quiero comer sano


 Quiero comer sano ¿Cómo empiezo? 

Dicen los psicólogos que la mejor manera de conseguir nuevas metas es que éstas sean asequibles. Si nos marcamos objetivos demasiado ambiciosos, nos estamos engañando a nosotros mismos. Nadie cambia de la noche a la mañana. Por eso, la mejor manera de empezar a dar pasos hacia un estilo de vida más saludable consiste en fijarnos en aquellas cosas que podamos cambiar al instante con un esfuerzo reducido. Cuando hablamos de comidas, este enfoque es muy fácil de entender.
Hay algunos alimentos que deberíamos borrar de un plumazo de nuestra dieta. Una vez nos hayamos desembarazado de ellos, no lo vamos a echar en falta.
Las cadenas de restauración son un buen sitio por donde empezar ese itinerario hacia un mejor estilo de vida. Y no nos refiramos a las cadenas de comida rápida o comida basura que todos podamos tener en mente. No, no hace falta acudir a los peores ejemplos de esa categoría de restauración que, haberlos, hay los. En Estados Unidos hay una web, Calorieking (www. calorieking.com), en la que puedes averiguar el contenido de las calorías de los platos que ofrecen las principales cadenas de restauración. Para las personas con diabetes de ese país se trata de una inestimable base de datos para conocer la verdad calórica que se esconde en cada opción de las cartas de estos establecimientos. Pues bien, franquicias de restaurantes con reputación nada dudosa ofrecen grandes sorpresas: algunos platos son auténticas bombas calóricas. En España no tenemos disponible esa opción, y son pocos los restaurantes que divulgan el contenido calórico de sus propuestas culinarias. Pero debemos hacer un esfuerzo por averiguar qué supone ingerir determinado plato para el buen control de nuestros niveles de glucosa. ¿Por qué experimentamos una subida de glucosa cuando se empieza a hacer de noche? ¿Podría ser que esos picos tuviesen que ver con las tapas que nos tomamos después de salir del trabajo? Lo más seguro es que sí.
Averiguemos el contenido en nutrientes de esas tapas. Nos llevaremos alguna sorpresa. ¿Y ese helado que nos tomamos en verano a última hora de la tarde? ¡Algunas variedades pueden estar cerca de las 1000 calorías y de los 100 gramos de hidratos de carbono! Así no es extraño que nos suba el nivel de glucosa a limites estratosféricos día si y día también.
Otra anotación sobre las cadenas de restauración tiene que ver con las grandes cantidades de sodio de sus comidas, que pueden contribuir a una tensión alta. Un entrante de langostinos puede llegar a albergar hasta 3000 miligramos de sodio, mucho más que la cantidad recomendada de sodio para un solo día.
Conclusión: mucho ojo con los restaurantes. Pensemos en alternativas saludables. Y huyamos de aquellos establecimientos que no nos permitan escoger esas propuestas más buenas para nuestra salud.

Bebidas carbonatadas no, gracias.
Para dar pasos firmes y certeros en el camino hacia un estilo de vida saludable, debemos renunciar, por supuesto, a los pastelitos y a las bebidas carbonatadas que no sean de dieta. ¿Por qué ingerir las 140 calorías y 39 gramos gramos de carbohidratos en una bebida de soda cuando puedes acercarte a cero con la versión sin azúcar? Y lo mismo cabe decir de los zumos de fruta y de los tés dulces. Una vez te pases a las versiones sin azúcares añadidos, ya no volverás atrás nunca y las bebidas carbónicas pasarán a formar parte del pasado. ¿Por qué no beber agua en las comidas?¿Por qué acompañar las comidas con bebidas de altisimo contenido calórico? Siempre habrá quien diga que el agua no tiene sabor. En fin, todos lo habremos oído en alguna ocasión. Pero es que, como el agua, no hay ninguna bebida. Es el mejor combustible líquido para nuestro organismo. Para los que le echan en cara su ausencia de sabor, un pequeño consejo: Comprad zumo de limón en el supermercado y echad unas gotitas en el agua, que así sabrá a algo más que a agua (si ese es vuestro deseo), sin que por eso tengan que resentirse vuestros valores glucémicos.
Otras tentaciones a erradicar son turrones y ciertos tipos de galletas. Algunas galletas grandes que ahora podemos comprar en ciertos establecimientos para el gurmet de lo dulce, llegan a contener más de 400 calorías. Son galletas de las que podemos ingerir 3 o 4 como quien no quiere la cosa. Los turrones son otra lacra que debe ser fácil de eliminar: deberíamos limitarnos a un par de fechas señaladas, y no a larga duración de todas las fiestas navideñas. Y, por supuesto, que no se nos ocurra comprar un turrón en octubre. Paciencia, que a mediados de diciembre seguirá habiendo turrones en los lineales del supermercado.
Todos estos consejos no significan que no podamos visitar nuestro restaurante favorito con nuestra familia o amigos, o que no podamos disfrutar de un aperitivo saludable, en alguna ocasión. Simplemente hay alternativas con gran sabor que pueden ser muy satisfactorias si investigamos un poquito. Empleemos un poquito de tiempo en saber que comemos para, así, escoger esa opción de nuestro restaurante favorito que nos aporta pocas calorías y pocos carbohidratos y que nos deja satisfechos. No se trata de imponernos una disciplina de hierro, sino de ir buscando alternativas y de abandonar aquellos productos que, como pueden ser las bebidas carbonatadas, son auténticas bombas de relojería para nuestro niveles de glucosa en sangre. No nos arrepentiremos.

Bibliografía: Diabetesfede.
La revista de la federación de diabéticos españoles.

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1 comentario:

  1. perfecto, para mi, el contenido y los consejos. disciplina de hierro... tal vez no pero... algo un poco menos duro que el hierro, sin duda ninguna; que luego vienen los lloros.

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