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miércoles, 12 de marzo de 2014

Diabetes: La historia más dulce (1)


Diabetes: La historia más dulce

Un papiro egipcio en la legendaria ciudad de Tebas, unas hormigas golosas, una dieta a base de vino, las aguas del Nilo, médicos empeñados en promover el ayuno o el admirado esfuerzo de un estudiante de química en 4º de carrera a principios de siglo...No son estos los personajes de un thriller de intriga, sino algunos de los integrantes de una curiosa historia poco conocida y que se remonta a cuatro mil años atrás; la historia de la diabetes.
 
Tener diabetes en el año 1500 a.C. era dramático. Muy dramático. Los médicos se mesaban los cabellos con desconcierto en su intento de entender porque tenían enfermos con tanta sed como para beberse el Nilo y una orina dulce como la miel. La historia de la diabetes es también la historia de las civilizaciones, con momentos álgidos y periodos de parón científico. Momentos de rozar el conocimiento y la gloria para médicos que, sin saberlo, aportaron su granito de sabiduría en una torre escalada de investigaciones fallidas, aciertos, sospechas y mucha ansia de conocimiento.
La antigua ciudad de Tebas, ahora Luxor, escondio durante años el primer documento que hace referencia a la diabetes: el papiro de Ebers. En él figura la primera descripción conocida de los sintomas de la diabetes -"adelgazamiento, hambre y sed continuos, demasiada orina" y la dieta recomendada en aquel momento a base de cerveza, sangre de hipopótamo, menta y como no podía ser de otra forma, afrendas a los dioses.
En la literatura hindú se describe la orina de las personas con diabetes como pegajosa, con sabor a miel y atractiva para las hormigas. Súsruta, filósofo y médico hindú que fue considerado el padre de la medicina oriental, llegó a diferenciar la diabetes que se daba en los jovenes de otra que se daba a personas de edad avanzada. Ikushumeha, madhumeha y hastimeha: la orina de caña de azúcar; la orina de miel y la orina en grandes cantidades, como de elefante en celo. No sabía el qué, no sabía el cómo y no sabía el porqué, pero aquel médico hindú ya intuía que la dulzura tenía mucho que ver con la enfermedad.
La diabetes debe su nombre a un médico alejandrino, Apolonio de Menfis, quien acuñó el término a partir de dia "a través" y betes "pasar", para definir que el líquido no se queda en el organismo, sino que pasa a través de un tubo.


COMIDA DE ANIMALES
Avanzando hasta el año 350 a.C. llegamos hasta Grecia, donde el famoso médico Hipócrates hizo
Hoy, superado el siglo XX, mientras los desarrollos científicos y terapéuticos avanzan imparables, la profesión médica sabe que una gran parte de su labor radica en promover una dieta adecuada, y en ello sigue luchando a favor de los pacientes.
Cien años después, Galeno hablaba con precisión sobre la diabetes, tratando de entender esa variedad de síntomas que hacían orinar mucho, tener mucha sed y que no respondía a ningún tratamiento, más alla de una dieta refrescante a base de vino diluido, sangrías y mandrágora. Aunque parezca extraño, durante siglos las sangrías (hacían cortes en el cuerpo del enfermo para que se desangrara un rato) fueron unas de las "recetas" médicas más usuales, en la creencia de que un exceso de sangre causaba una gran parte de las enfermedades.
referencia a las dietas, el ejercicio y el manejo de las enfermedades crónicas:"....A causa de una dieta fuerte y propia de animales, al tomar crudas y no equilibradas cosas que tenían grandes principios activos, los hombres padecian dolores, sufriminetos terribles y muertes fulminantes...." Hipócrates se refería a los primeros hombres sobre la tierra, haciendo ver que la búsqueda de una alimentación más propia para las personas (pan y torta de cebada en vez de carne cruda  de animales y bayas) redundaría en su nutrición, crecimiento y salud. De modo que hace casi 2400 años, un galeno reflexionaba que esa búsqueda de los alimentos más adecuados para el hombre se debía llamar medicina.


DULCE O INSÍPIDA
Hay que recorrer unos 400 años para llegar a referencias médicas un poco más ajustadas sobre la diabetes, aunque no demasiado acertadas. Arateo de Capadocia dedujo que la diabetes se trataba de "la fundición de la carne hacia la orina", en su intento de comprender a qué se debía la orina abundante en los enfermos. Arateo, sin embargo, distinguió entre la diabetes de orina dulce (mellitus, vocablo latino cuyo significado es "de miel") y la que no tenía tal sabor (insipidus).
Durante la Edad Media, los únicos avances médicos se deben al pueblo musulmán, pues en Europa la mayoría de los países estaban fuertemente controlados por la iglesia y el conocimiento quedó anclada en las enseñanzas hipocráticas y galénicas de ochocientos años atrás. Entre los médicos árabes cabe destacar a Abû Ibn Sina, más conocido como Avicena, cuya obra "Canon" se convirtió en un libro de referencia en Europa para estudiar medicina. Avicena, que era hipoglucémico, teorizó acerca del papel del hígado y del sistema nervioso en la diabetes. Aunque el origen fisiopatológico que le atribuye a la diabetes era equivocado, sus tratamientos funcionaban porque aconsejaba realizar ejercicio a los enfermos.
España también forma parte de la historia de la diabetes: Maimónedes Moshe Ben Maimon, médico español de origen judío que vivió durante el siglo XII, escribió acerca de la frecuencia de la diabetes entre los egipcios, remarcando que en diez años había visto a más de 20 personas con esa enfermedad: "Esto nos llevaba a la conclusión que esta enfermedad ocurre principalmente en países cálidos. Tal vez las aguas del Nilo, a causa de su dulzura, jueguen un rol en esa causa de la enfermedad".
Entre los siglos XVI y XVII Europa vivió una época de numerosos descubrimientos médicos, aunque en muchas de las ocasiones los propios investigadores desconocían la trascendencia de lo que habían descubierto. Ejemplo de ello fue el alquimista Paracelso, quien comenzó a analizar la orina para diagnosticar, y descubrió que la orina de los diabéticos contenía una sustancia blanca. Pero creía que era.... ¡sal!, y que ésta causaba la sed de los enfermos y su poliuria (orinar frecuentemente).
Podría parecer desagradable, pero uno de los métodos más utilizados para valorar la diabetes era degustar la orina. El inglés Thomas Willis fue el primer médico occidental en hablar de la "orina dulce como si contuviese azúcar o miel" y no dudo determinar el origen de tanta dulzura: "Antiguamente esta enfermedad era bastante rara, pero en nuestro días la buena vida y la afición por el vino hacen que encontremos casos a menudo..."
John Rollo, médico inglés del siglo XVIII, describió con precisión muchos de los síntomas de la diabetes y el olor a acetona, que confundió con olor a manzana.
Recomendaba una dieta pobre en hidratos de carbono y rica en proteínas, grasas y complementos de opio y digital, consiguiendo la mejoría de sus síntomas en muchos casos.



Bibliografía: Diabetesfede.
La revista de la federación de diabéticos españoles.

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