La estrecha relación entre diabetes y obesidad
La relación de la diabetes y la obesidad es tan estrecha como para haber dado lugar a un nuevo concepto: diabesidad. Se ha demostrado que más del 80% de los pacientes diabéticos son obesos.
El hecho de que tantos pacientes con diabetes sean obesos no es un dato trivial si tenemos en cuenta que la obesidad es un factor independiente de riesgo cardiovascular que se suma al alto riesgo que la diabetes ya comporta por si sola. Para luchar contra la diabesidad ( término que define a la persona con diabetes y obesidad), hay que sustituir un estilo de vida sedentario y con mala alimentación, por un estilo de vida saludable. De hecho, esa estrategia es la que debe seguir cualquier persona con diabetes, a pesar de no ser obesa. El diabetes prevention program (DPP) y el estudio Look Ahead, entre otros trabajos, prueban que un plan alimentario hipocalórico y la actividad física le pueden ganar la batalla a la combinación de diabetes y obesidad.
"Los datos son contundentes", dice Clotilde Vázquez, especialista en endocrinología y nutrición, y jefe de sección de nutrición clínica y dietética del hospital universitario Ramón y Cajal, en Madrid. "El mero hecho de tener diabetes conlleva un mayor riesgo cardiovascular. Y si a eso se le suma la obesidad, el riesgo es aún mayor. Lo que interesa es reducir los factores de riesgo y, sin duda, sobre la obesidad podemos influir", Los genes predisponen a la obesidad, pero un mal estilo de vida conduce siempre a un exceso de grasa acumulada. La mayoría de personas tienen una predisposición mediana a engordar si comen mucho y se mueven poco. Ostras personas engordar de forma más acusada. La respuesta siempre es el cambio hacia un estilo de vida saludable.
Es tanta la relación entre una enfermedad -La obesidad debemos considerarla una enfermedad- y la otra, que la obesidad puede conducir a la diabetes y la diabetes puede llevar a la obesidad. Los obesos con un exceso de grasas en el abdomen, pueden desarrollar fácilmente diabetes: los ácidos grasos acaban en el hígado, y ello altera el metabolismo de la insulina. Algunos datos dan fe de esos vínculos entre ambas condiciones: más del 80% de las personas con diabetes de tipo 2 son obesos. Y un 30% de los obesos tienen diabetes. Se da el caso de la persona obesa que desarrolla diabetes y, que por su condición diabética, gana aún más peso, lo que perjudica aún más su salud y su calidad de vida.
Quizá no por ese nombre, pero la diabesidad es un fenómeno de que sabemos desde hace 5 décadas. Ahora bien, en los últimos tiempos se ha avanzado en el conocimiento de las relaciones de causa-efecto que permiten hablar de diabesidad.
Recordamos que las personas con sobrepeso tienen mayor riesgo de padecer resistencia a la insulina, porque la grasa interfiere con la capacidad del cuerpo de usarla. Por lo general, la diabetes tipo 2 se desarrolla gradualmente. La mayoría de las personas con esta enfermedad tienen sobrepeso en el momento del diagnóstico. Los antecedentes familiares y la genética juegan un papel importante. Un bajo nivel de actividad, una dieta deficiente y el peso corporal excesivo, sobre todo alrededor de la cintura, aumentan significativamente el riesgo de desarrollo este tipo de diabetes.
Estilo de vida saludable
La solución pasa por llevar un estilo de vida saludable. La dieta mediterránea es idónea: baja en calorías, poco azúcar, pocas grasas saturadas. con fruta, verdura y aceite de oliva. Esa es la forma de perder de forma selectiva la tan peligrosa grasa abdominal. Debe quedar claro que hay que ir siempre a un especialista. De ningún modo valdría para una persona con diabetes y obesidad la dieta diseñada para una persona que solo está obesa.
No hay dieta milagro. Hay que comer , pero comer de forma saludable. Y, por supuesto, es básico moverse, pasear.... A la hora de recomendar la realización de deporte, el médico o especialista deben ser muy prácticos: "Haga tantos minutos de bicicleta, tantos días a la semana, tantos días a la semana". Pasee tantos minutos..." Siempre hay que averiguar si la persona es totalmente sedentaria.
Los expertos coinciden en que so se le dedica suficiente tiempo a la educación en diabetes. Se abusa del uso de fármacos, pero es más importante regirse por un estilo de vida saludable. Clotilde Vázquez, que también es coordinadora del grupo de Educación Terapéutica de la Sociedad Española de Diabetes (SED), se muestra convencida de que se puede mejorar la educación a los pacientes.
Para combatir la diabesidad, nos subraya Clotilde Vázquez, son varios los objetivos a perseguir. La tensión debe estar entre 85 y 145. Y la circunferencia de la cintura no debe ser de más de 80 centímetros en mujeres o de más de 90 centímetros, en hombres. El perímetro de la cintura es un dato fundamental, si se tiene en cuenta que una persona puede adelgazar, pero sin reducir por ello el nivel de grasa visceral.
En busca de la terapia ganadora
La obesidad es un riesgo independiente del problema cardiovascular, que se suma al alto peligro que conlleva la propia diabetes. Según el artículo Creación de dietas por intercambios, publicado por la revista Educación diabetológica profesional, "este incremento del riesgo cardiovascular se ha puesto incluso de manifiesto ante la presencia de insulinorresistencia y diferentes anomalías del metabolismo hidrocarbonado que aún no ha debutado como diabetes, aplicando los actuales criterios diagnósticos, o en obesidades grado 1. Debido a esto, y teniendo en cuenta que se ha demostrado que un IMC (relación peso/talla) entre 23 y 25, en individuos de raza blanca entre los 18-85 años de edad, se relaciona con el mayor grado de supervivencia, se puede calcular en pacientes jóvenes (alrededor de los 20 años de edad) con obesidad grave (IMC de más de 45 años), una pérdida en años de vida de 13 años en los varones y de ocho años en las mujeres".
El fenómeno es complejo, pero puede afirmarse que el exceso de tejido adiposo, sobretodo central y visceral, es el nexo de unión entre sobrepeso, insulinorresistencia y diabetes, así como otras disfunciones metabólicas, vaculares e inflamatorias presentes en estos pacientes. Por todo esto es tan importante reducir el nivel de grasa visceral.
"A pesar de todas estas evidencias científicas", se dice en el mencionado artículo firmado por Clotilde Vázquez, Ana I. de Cos y Esmeralda Martín, "en la práctica clínica habitual, el abordaje terapéutico del que se dispone para la diabesidad se centra en la disminución del contenido calórico de la dieta y consejos poco determinados, y con cierta imprecisión, sobre actividad física, modificación de conductas que logren cambios en el estilo de vida y, cuando es necesario, prescripción de fármacos. Esta estrategia en el abordaje terapéutico es común para todos los pacientes obesos. Sin embargo, las respuestas no son homogéneas, y los resultados globales son muy pocos satisfactorios, lo que lleva a un sentimiento generalizado dentro del mundo sanitario de cierta impotencia o frustración a pesar de la gran inversión en tiempo y esfuerzo que conllevan".
Según las firmantes del artículo, los malos resultados se explicarían en parte por "la relativa escasez de instrumentos prácticos para prescribir una dieta o plan alimentario comprensible, personalizado y flexible, y una actividad física "mensurable"".
De ahí que este grupo de profesionales empezase a trabajar hace ya muchos años, con un concepto de planificación diabética basado en "unidades de intercambio". También han llevado esa filosofía al ámbito de la actividad física, con una prescripción de enfoque muy práctico.
El programa que impulsan estas profesionales -dos especialistas y una enfermera- tiene como objetivos dotar al profesional -médicos de atención primaria y especializada, diplomados en enfermería, nutricionistas, etc.- De una herramienta informática para la planificación personalizada de los cambios en el estilo de vida.
La dieta intercambios es un método de planificación de regímenes, de acuerdo a una prescripción nutricional. Se acompaña de listados de alimentos y propuestas estandarizadas de menús, así como de un repertorio de imagenes que facilitan la compresión de la dieta.
Según sus impulsores, la dieta por intercambios es el mejor instrumento para la individualización de los regímenes. Permite cambios día a día en función de cualquier circunstancia vital. Es una estrategia que permite libertad de decisión y diseño de menús dentro de la planificación prescrita. La premisa es considerar un intercambio como la cantidad de alimento que contenga 10 gramos de uno de los nutrientes energéticos: Proteínas, grasa o hidratos de carbono.
Los cálculos para la planificación de la dieta se hacen de forma automática en un programa informático. El proceso no es sencillo, porque para diseñar este software se requiere un profundo conocimiento de la composición de los alimentos, pero funciona, y lo hace con un alto grado de personalización e individualización, incluso para situaciones biológicas especiales, como es el caso de la diabetes gestacional.
Al llevar estos principios al mundo del ejercicio físico, la premisa es considerar un intercambio de actividad física como el tiempo en minutos necesario de cierto ejercicio para consumir 100 kilocalorías.
Bibliografía: Diabetesfede.
La revista de la federación de diabéticos españoles.
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